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Querido soñador/a, bienvenid@
Soy Silvia Soñadora. Escribo para reflejar todo lo que mi alma quiere gritar. Un buen libro y un café. El ritmo de una canción. Sonrisas. Amor. Arte.
Esas pequeñas cosas que hacen esta vida tan bonita.
Dicen que escribir es el espejo del alma, así que las palabras aquí escritas serán mi reflejo.

Como parte de mis sueños, espero que disfrutes la lectura.

La cuenta atrás ha empezado

22.8.17

Solo me quedan 8 días en España, aún recuerdo cuando hablaba con un amasijo de risas, ilusión y ganas de que quedaban 5 meses, 4, 100 días, el verano, un mes... entonces me parecía muy lejano pero la verdad es que no lo era. De hecho ya ha llegado, me queda apenas una semana.

Estos días la pregunta estrella es si estoy nerviosa, y aparentemente no, de vez en cuando se cuelan un par de nervios en mi estómago cuando pienso en lo que supone marcharme, pero apenas unos pocos.

Puede parecer absurdo decir que me tengo que parar a pensarlo, pero realmente no soy consciente aún de lo que esto conlleva, de lo que es irse. Siempre he pensado que estas cosas te llegan de golpe, pasas meses pensando en ello, pero de repente cuando te ves allí, allí de verdad pareces darte cuenta de todo y entonces sabes que has hecho un cambio importante en tu vida.
Por eso, no estoy nerviosa. 
Y no me da pena ni miedo. 
Tengo ganas, emoción, ilusión... ¡no me creo que ya solo falten 8 días para que todo comience!


Durante estos últimos 4 días he estado pensando en lo rápido que va y viene todo. Recuerdo que el 27 de enero, día en que salieron las listas definitivas con los becados seleccionados, descargué una aplicación de cuenta atrás en mi móvil. 
Desde ese día he ido viendo como pasaban números de tres cifras, dos, y ahora solo de una. También he visto como pasaban fiestas, momentos muy esperados, planes increíbles, viajes, y recientemente como pasa el verano que está ya en sus últimos aleteos. 

Me he dado cuenta de que vivimos la vida esperando, esperando a que llegue el sábado para esa cena con amigos, a que llegue febrero para la fiesta de carnaval, a que se acaben los exámenes, lleguen navidades, el verano... y un largo etcétera infinito de momentos, que deseamos que lleguen pronto, pero nos olvidamos de que se van aún más rápido de lo que vienen.
Olvidamos que antes del sábado está un maravilloso viernes, antes de la navidad un bonito noviembre con planes inesperados y entre medias de todos esos momentos que nos pasamos la vida esperando, muchos otros igual o más especiales.
Nos olvidamos de vivir el día a día, de disfrutar todas las pequeñas cosas y no solo aquellos grandes capítulos que parecen dirigir nuestras vidas pero solo nos hacen perdernos muchos detalles de lunes, días de abril y noches de invierno que pueden hacernos muy felices.

Se oye mucho eso de que la vida son dos días y que por eso hay que vivirla al límite, pero la verdad es que pueden ser dos, cien, quinientos o tres millones, pero cada día que tengamos merece la pena vivirlo, y disfrutarlo porque sean los que sean que tengamos van y vienen demasiado rápido como para perderles esperando.
Hace unos meses escribí esta frase sin saber lo que de verdad iba a significar: 

De tanta prisa por llegar, no avanzamos
De tanto buscar la felicidad, la frenamos.

A día de hoy estoy convencida de que lo mejor siempre llega sin que lo tengas planeado, como la fiesta sorpresa que mi familia organizó el viernes.
Esta fiesta llevaba en la cabeza de mi madre desde Marzo, y tanto mi familia como mis amigos estaban involucrados. 
Evidentemente yo no me esperaba nada, estaba en mi pueblo con mis amigas (mientras todas las personas del pueblo lo sabían todo) viendo una serie, cuando mi prima, cómplice estrella de mi madre, me llevo a casa para hacer no sé que cosas, y nada más llegar aparecieron mis amigos por la puerta, ¡yo estaba flipando!

Un rato más tarde llegó otra amiga, segunda sorpresa. Durante la tarde me enteré de que mis amigos se quedaban a dormir, yo no dejaba de alucinar.
A las 9 más o menos fuimos a casa a cenar, y me encontré con un cenador lleno de comida, pizzas, tortilla, gominolas, nutella... carteles con mensajes bonitos, globos... y yo no podía creérmelo ¡las sorpresas no paraban! (Gracias papá por montarlo todo a toda prisa, después de ir a recoger a mis amigos en secreto, y gracias también Montse y Paco por ayudar con los preparativos)
Fue una noche perfecta, vimos las estrellas, jugamos a juegos, fuimos a un pueblo cercano, vimos el amanecer, hablamos y reímos muchísimo... (sobra decir que no dormimos)



Fue una de las noches más especiales y bonitas de mi vida que recordaré siempre, con algunos regalos realmente especiales y tambíén con una de las primeras despedidas reales, con mi mejor amigo, al resto los veré de nuevo antes de irme.
Por eso, quiero daros las gracias a todos los que hicisteis posible ese día en el que fui muy feliz, pero sobretodo a mi madre, artífice de todo y lo mejor de mi vida, y a mi hermana, quién a pesar de no haber estado, estuvo conmigo.

Lo mejor llega cuando menos te lo esperas, y a veces esperarlo, sin dejar de vivir, es increíble.

La cuenta atrás ha empezado: 10, 9, 8...


Nunca dejéis de soñar, no paréis de luchar.
Hasta muy pronto valientes.

Silvia Soñadora